lunes, 29 de diciembre de 2008

¿Israel y Palestina, hasta cuándo?

Cada cierto tiempo, como sucede ahora, tenemos oportunidad de escuchar las posiciones de uno y otro lado sobre un conflicto que parece no tener fin. Cuando los representantes de ambos bandos son entrevistados no sabemos qué opinar porque se ocupan de manera sistemática de acusarse mutuamente y de inhibir las "intromisiones" de la gente de a pie. 

Los dos grupos sustentan, de la mejor manera que pueden, que el otro fue el que empezó y relatan una cantidad innumerable de hechos y noticias que no sirven sino para incrementar las dudas y el distanciamiento de los peruanos de pie y de los ciudadanos de a pie de gran parte del mundo. Si unimos a este inmortal dialogo de sordos, la falta de perspicacia del entrevistador y la ignorancia del lector o espectador, el resultado es triste. El resultado es que, de manera consciente o inconsciente, la mayoría de ciudadanos de a pie del mundo concluimos: "felizmente que estamos bien lejos de este problema" y esto, genera a su vez, que no tengamos ninguna posición digna que comentar con nadie y menos con los descendientes de árabes o judíos con los que podamos tener oportunidad de conversar.

Los peruanos de a pie no entendemos el papel que han jugado los organismos internacionales durante todos estos años. Lo que si entendemos es que los que están a cargo de mediar en este conflicto no son los organismos, países o personas adecuados. Qué hacer?  

En el mundo de los deseos, a los peruanos de a pie, nos gustaría formar un "Directorio por la Paz" compuesto por personalidades cuyo único interés sea evitar más derramamiento de sangre. Sería un Directorio gestado por los ciudadanos de a pie del mundo, un mundo humano, sensible y comprometido, sobretodo comprometido. Lo único que pediríamos es que las partes directa e indirectamente involucradas acaten a rajatabla las decisiones del Directorio. Infelizmente, esto es difícil que suceda, no sólo porque no estamos organizados sino porque, justamente, no estamos comprometidos y a los actuales protagonistas les sería muy fácil reducir cualquier intento de quiebre del "status quo".  Siguiendo esta avenida, nos puede parecer utópica cualquier alternativa que ayude a solucionar el problema y por eso no valdría la pena  invertir nuestro tiempo.

En suma, no existe el suficiente poder para imponer la paz pero si existe el suficiente interés para continuar la guerra. De esta manera, conviviremos como hasta ahora, acostumbrados a ver y a oír sobre matanzas con las que "no tenemos nada que ver". 

En los dos bandos deben haber adictos a la guerra que piensan que sin ella, sería difícil encontrar oficio rentable. La guerra se ha convertido en su medio de vida. Paralelamente pareciera que el mejor papel de los "ciudadanos de a pie del mundo" es no intervenir. Esto es justamente lo que alienta que la guerra continúe. Qué pasaría, por ejemplo, si los ciudadanos de a pie, dejamos un día de nuestras vidas de comprar productos o servicios a empresas de árabes y de judíos?. Sería un mensaje productivo?. Es posible que no nos atrevamos a hacerlo. Sin embargo, somos testigos de acciones aún más valerosas y drásticas como en el caso de PETA o cuando vemos la energía con la que actúa la Brigitte Bardot Foundation o cuando leemos las victorias de Greenpeace International en el océano Antártico. Los animales son importantes, nuestro medio ambiente también...y la gente ?

Aunque no aparecen con frecuencia o quizá no les damos el espacio suficiente, existen grupos en ambos lados que quieren la paz. Estemos en contacto con ellos, que sepan que tenemos algo de decir.

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